miércoles, 7 de marzo de 2012

A la izquierda del roble....





Seguro todos ustedes han escuchado sobre Mario Benedetti, famosísimo escritor y poeta uruguayo y en sus obras literarías destacan cuentos, poesía, ensayos y novelas entre otros.

Los dejo con un hermoso poema titulado A la izquierda del roble, y cuando lo lean espero su mente se llene de recuerdos...justo como me paso a mi!

"No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes
pero el jardín botánico es un parque dormido
en el que uno puede sentirse árbol o prójimo
siempre y cuando se cumpla un requisito previo.
Que la ciudad exista tranquilamente lejos.

El secreto es apoyarse digamos en un tronco
y oír a trevés del aire que admite ruidos muertos
como en Millán y Reyes galopan los tranvías.

No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes
pero el jardín botánico siempre ha tenido
una agradable propensión a los sueños
a que los insectos suban por las piernas
y la melancolía baje por los brazos
hasta que uno cierra los puños y la atrapa.

Después de todo el secreto es mirar hacia arriba
y ver cómo las nubes se disputan las copas
y ver cómo los nidos se disputan los pájaros.

No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes
ah pero las parejas que huyen al Botánico
ya desciendan de un taxi o bajen de una nube
hablan por lo común de temas importantes
y se miran fanaticamente a los ojos
como si el amor fuera un brevísimo túnel
y ellos se contemplaran por dentro de ese amor.

Aquellos dos por ejemplo a la izquierda del roble
(también podría llamarlo almendro o araucaria
gracias a mis lagunas sobre Pan y Linneo)
hablan y por lo visto las palabras
se quedan conmovidas a mirarlos
ya que a mí no me dejan ni siquiera los ecos.

No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes
pero es lindísimo imaginar qué dicen
sobre todo si él muerde una ramita
y ella deja un zapato sobre el césped
sobre todo si el tiene los huesos tristes
y ella quiere sonreír pero no puede.

Para mi que el muchacho esta diciendo
lo que se dice a veces en el Jardín Botánico

ayer llego el otoño , el sol de otoño y me sentí feliz como hace mucho, qué linda estas, te quiero en mi sueño, de noche se escuchan las bocinas, el viento sobre el mar y sin embargo aquello tambien es el silencio, mírame así, te quiero, yo trabajo con ganas, hago números, fichas, discuto con cretinos , me distraigo y blasfemo, dame tu mano, ahora ya lo sabes, te quiero, pienso a veces en Dios, bueno no tantas veces, no me gusta robar su tiempo y a demás esta lejos, vos estás a mi lado ahora mismo estoy triste, estoy triste y te quiero, ya pasaran las horas la calle, como un río los árboles que ayudan, el cielo, los amigos y qué suerte! te quiero, hace mucho era niño, hace mucho y qué importa, el azar era simple como entrar a tus ojos, déjame entrar te quiero , menos mal que te quiero.

No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes
pero puedo ocurrir que de pronto uno advierta
que en realidad se trata de algo más desolado
uno de esos amores de tántalo y azar

que Dios no admite porque tiene celos.


Fíjense que él acusa con ternura

y ella se apoya contra la corteza

fíjense que él va tildando recuerdos

y ella se consterna misteriosamente.


Para mí que el muchacho esta diciendo

lo que se dice a veces en el Jardín Botánico


Vos lo dijiste, nuestro amor fue desde siempre un niño muerto, sólo de a ratos parecía que iba a vivir, que iba a vencernos pero los dos fuimos tan fuertes que lo dejamos sin su sangre, sin su futuro, sin su cielo, un niño muerto, sólo eso, maravilloso y condenado quizá tuviera una sonrisa como la tuya dulce y honda quizá tuviera un alma triste como mi alma poca cosa, quizá aprendiera con el tiempo a desplegarse, a usar el mundo pero los niños que así vienen muertos de amor, muertos de miedo tienen tan grande el corazón que se destruyen sin saberlo, vos lo dijiste, nuestro amor, fue desde siempre un niño muerto y qué verdad dura y sin sombra qué verdad fácil y qué pena, yo imaginaba que era un niño y era tan sólo un niño muerto, ahora qué queda, sólo queda medir la fé y que recordemos lo que pudimos haber sido para él que no pudo ser nuestro qué más acaso cuando llegue un veintitrés de abril y abismo vos donde estés llevale flores que yo también iré contigo.


No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes

pero el Jardín Botánico es un parque dormido

que sólo despierta con la lluvia.


Ahora la última nube a resuelto quedarse

y nos está mojando como alegres mendigos.

El secreto está en correr con precauciones

a fin de no matar a ningún escarabajo

y no pisar los hongos que aprovechan

para nadar desesperadamente.


Sin prevenciones me doy vuelta y siguen

aquellos dos a la izquierda del roble

eternos y escondidos en la lluvia

diciéndose quién sabe que silencios.


No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes

pero cuando la lluvia cae sobre el Botánico

aquí se quedan sólo los fantasmas.


Ustedes pueden irse.

Yo me quedo."

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